http://www.makepovertyhistory.org - Captcha mental -: diciembre 2010

miércoles, diciembre 15, 2010

The kids are alright (¿y tú?)

Este comentario, está publicado en Absortos.cl


Si comienzo este comentario diciendo que “Mi familia” ha sido descrita como “comedia”, creo que pueden llegar a verla  con una idea equivocada. Más certero sería describirla como un drama -siguiendo la definición en estricto rigor- con actuaciones novedosas. Esto último considerando que es raro ver a dos actrices del mainstream, como Julianne Moore y Annette Bening, interpretando a lesbianas y que sin música de por medio logra sacar sinceras carcajadas y quizás algún nudo de garganta por ahí sin apelar a sentimentalismos. Esta película logra combatir la falta de historias que evitan caer en lugares comunes y temas políticos y sociales en torno a la homosexualidad, para dejarnos simplemente conocer una historia de una familia como cualquier otra: aquí lo que menos importa, es que los pilares de ésta en particular sean un par de lesbianas.

Si bien, hay una influencia a partir de lo antes mencionado en el grupo familiar que han formado, se recrean los mismos arquetipos que solemos conocer como sociedad: un miembro de la pareja es "la proovedora" y la otra hace las veces de "la encargada del hogar", más dos hijos entrando a la etapa más difícil, la adolescencia. Es así como uno de ellos no pierde el tiempo en convencer a su hermana de buscar a quién, en parte, le deben la existencia en este mundo: el donante de esperma, interpretado por Mark Rufallo. Y ahí, con ese encuentro, se desencadena, literal, todo.
Esta interesante trama se apoya en un cuidado casting, donde no sólo destacan los famosos actores antes mencionados, sino que también aquellos que ya van camino a hacerse conocidos: Mia Wasikowska, la hija, mostró un sólido desempeño en la primera temporada de la serie “In treatment” de HBO y luego fue ungida por Tim Burton como su Alicia en su versión de “Alicia en el país de las maravillas”, mientras que Josh Hutsherson, su hermano, podría empezar a hacer noticia muy pronto.

Con ese elenco, “Mi familia” logra consolidar, con ritmo e insólitas escenas, una entretenida historia que no descuida el trasfondo del asunto y donde todo parece indicar que se trata de la propia vida ficcionada de la directora Lisa Cholodenko, responsable de un aclamado trabajo independiente en torno a la temática gay, siendo “High art” (1998) una buena exponente de esto en su filmografía.
Se echaba de menos ver en el cine –dejando de lado el éxito de la serie “The L World”- una historia que no asociara la homosexualidad a la tragedia, y que mostrara lo que ocurre en la vida sin luces ni cámaras, donde con suerte encontramos certezas y siempre tendremos aciertos, errores y posibles perdones en medio de momentos casi clichés -sí, a veces la vida es cliché, sólo que en las películas se exagera a veces-.
Mención aparte merece el humor agudo y algo irónico que, por ejemplo, desliza críticas a la mismísima comunidad lésbica y su terror a la falodependencia, a la crisis de los 40 que les toca a los hombres y a la, a veces paranoide, obsesión por la comida orgánica, entre otras secuencias memorables.

La película en sí no rompe esquemas, pero tampoco lo busca y ésa es la clave. Lo que sí logra -quizás a propósito, quizás no- es desprejuiciar una realidad para algunos vista desde lejos, con la cuota de morbo correspondiente, lo que ya es un logro importante, considerando que la producción alcanzó distribución mundial y no se quedará sólo en el circuito independiente.

Detrás, hay una larga cronología presente en Hollywood: si bien “Philadelphia” (1993), protagonizada por Tom Hanks y Denzel Washington, sentó un precedente “masivo” de cierta apertura por parte de la industria frente a temáticas que ya no podían obviar, siempre se notó esa ecuación matemática de homosexualidad = infelicidad. Lo mismo ocurriría más tarde con “Secreto en la montaña” (2005), ambas producciones de la mano de estudios independientes. Y aunque existen otras cintas que también tratan la temática, lo que hace reflexionar a raíz de este estreno es el hecho de que recién hasta estas alturas Hollywood se esté decidiendo a dejar de tapar el sol con un dedo. Recomendadísima.

lunes, diciembre 13, 2010

"Vamos a ver si en un par de años más queda país"

"La Voz de los '80" tiene la misma edad mía. Creo que no tengo que decir que me refiero al disco de Los Prisioneros. Bueno, si Ud. visitante de este blog, proviene de las Europas o de más lejos, quizás. Para Latinoamérica, creo que ese disco es su himno entero. Jorge González jamás tuvo tanta claridad como en ese disco, hace ya 26 años. Y si es que hoy, con más canas, más peleas y menos diales por donde sonar, ya casi parecen tan lejanas como ajenas esas causas, hace dos noches, no podían ser menos ciertas. Aunque sólo en la idea.

Cuando se celebró el "histórico" festival El Abrazo, auspiciado por una cerveza nacional, en que bandas argentinas y chilenas compartirían en la fraternidad de la música, sólo se hizo patente una cosa: sólo luchamos con audífonos.

Dijeron que fueron más de 70 mil personas. Calculo que dentro de ellos, mayoría eran veinteañeros recientes. Aunque la edad no debería importar, quizás sirve de contexto para entender el por qué las palabras de González no avivaron al público a una ovación y más bien fue el impulso para despedirlo con tibios aplausos.

Porque de verdad, no me lo explico. O quizás sí. Hay mucha confusión. Vivimos tiempos contradictorios, en que uno puede gastar en bolsas reutilizables pero se pasa el día en un computador que deja una enorme huella de carbono. O critica a alguna moda o comportamiento y después termina haciendo eso mismo porque, bueno, nadie lo sabe muy bien de todos modos. La época hedonista, dicen.

Entonces, tampoco debería extrañarme que nadie vibre con las palabras de González. Él es todavía el único que se atreve a decir algo así. El problema es que (al parecer) a nadie ya le importa si lo hace o no. En un concierto al menos. Y se oyeron unas pifias. Las mismas que recuerdo sonaron cuando U2, por primera vez en suelo nacional, invitaba a las madres de detenidos desaparecidos a tener voz ante 80 mil personas y otros millones más a través de TVN. Muy pocos saben que no fue decisión del canal por buena onda el transmitir ese concierto, sino por expresa petición de la banda. Ellos querían que el mensaje dirigido a Pinochet se oyera en todo el país, que por esos días era miembro del Senado. Obviamente vitalicio, gracias a su enmienda.

Aunque suena a comparación, me enredo en explicar, que finalmente la gente termina de oír lo que quiere oír. No creo que González le caiga bien Bono. Pero estoy segura que no se pelearía un puesto por estar al lado de él, cuando muchos sí lo hicieron en su segunda vez en Chile, no sin antes haberlo criticado y obviamente, haber reclamado por el precio de las entradas, que ya sabemos, quién saca la tajada más grande (si no lo sabe, lo invito a averiguar). Pero a la hora de apretar el click de la foto, no dudaron en hacer borrón y cuenta nueva y todos bien sonrientes. Menos Bono. Él sabe. Conoce a varios hipócritas. Incluído él mismo, como así lo ha dicho.

Eso no se hace cabros. Y eso es justamente lo que escribió González y lo que titula una famosa canción. Y eso es lo que veo que ocurre. Nunca quedamos mal con nadie. Muchos aplaudiendo a Calamaro, pero cuando aparece el Che, el ceño fruncido aparece. "La misma lata no" oí alegar cerca mío. Todos divirtiéndose con los Chancho en Piedra, pero aparecen los Quilapayún y todos pidiendo el siguiente.

Cero respeto con alguien que podrá ser pesado y lo que quieran, pero que en aquella época se atrevió a cantar sin pelos en la lengua lo que pasaba. Eso es jugarse el pellejo, pienses de la manera política que pienses. Ahora, si González se quedó pegado, allá él. Hay que mirar el futuro, sabiendo en qué lo construimos. Y él se gano mi respeto por sus letras. Canta al límite de su voz, cierto, pero tener a masas coreando tus canciones en una época difícil, esa te la encargo. Y estoy segura, no lo hace cualquiera ahora, en que más que las letras, les preocupa a cuánta gente influyente conocen para poder ponerse de moda. Lo triste, es que ojalá le diera el palo al gato ahora. Sin tener que recordar por siempre a los clásicos. Pero ese es otro cuento. Y quizás la justificación de las pifias. El relativismo dicen.

Un gran concierto con el que quedé pensando qué motivará hoy nuestras acciones. Y las de los demás. Convicciones quise decir.

y gracias a León Gieco por esto...

miércoles, diciembre 08, 2010

carne de gallina doble

Viene U2 a Chile por tercera vez y me entero dos días después de ver It Might Get Loud. De manera oficial claro, porque siendo más busquillas y más especuladores, lo sabíamos desde hace meses. Por eso, al ver las imagenes de los conciertos de la última gira en cine, como parte de este documental, la emoción fue más grande y el recuerdo más claro: el cd de Achtung Baby recién salido el 91 y sonando en el (gigante) equipo de mi casa en Conce. Eso fue ver la luz. Ya la había visto con los clásicos, pero en esos momentos, U2 aún no lo era. Quién iba a pensar que sucedería.

Tal como lo deben haber pensado Jimmy Page (guitarrista de Led Zepellin) y Jack White (lo mismo pero en White Stripes) en sus cándidos años donde la guitarra parecía ser algo como un hobby y más fácil que comer pan. Para ellos.

Wow, en una sala llenísima, y con mucho retraso que olvidamos al segundo, luego del comienzo de It Might Get Loud, el documental de Davis Guggenheim (el mismo de Una Verdad Incómoda y Party Of Five, ja) que quizás, en algunas secuencias no es en estricto rigor un documental, más bien, es un docu ficcionado, pero muy bien montado, considerando que puedes no conocer a ninguno (aunque lo dudo, pero bueno) y también pueden no matarte ni su música ni menos sus grupos. Pero todo eso no importa, pues la dirección apunta más a destacar las motivaciones de cada uno por saber cómo terminaron siendo lo que son, entremezclando imágenes del pasado que dan nervios de sólo pensar qué hubiera pasado si el destino se hubiera equivocado con ellos.

Una gran elección inaugurar con este documental la séptima versión de este festival, que ya está consolidado con un público que espera fiel saber algo más allá de la música que se oye.

Este jueves lo darán de nuevo en la Sala del Cine UC, a las 22:00 hrs.

No pierda la oportunidad de emocionarse. De verdad.