el tiempo sin ti es empo

Qué gran frase no? y yo que ando cuál Doris de Buscando a Nemo. Se me olvida todo. Casi me olvidé de un cumpleaños pero tenía la alarma del celular que programé el año pasado para acordarme en la misma fecha. Y bien, porque no uso reloj, y suelo ser volada en cosas “importantes”, pero acordarme de detalles insólitos de los que nadie se acuerda. Como cuando viajé en diciembre para al sur –o sea acá- y me vine como siempre en mi súper bus con la “película” de la ocasión. Esa vez, menos mal, no fue nada con Jean Claude Van Dame ni Steven Seagal – estoy absolutamente convencida de que hay una fijación de bus-choferes-quieroserjeanclaudevandame porque en todos siempre ponen las mismas películas con harto músculo y el macho winner que se come a la mina y más encima los mata a todos- pero en fin, eso es otro cuento.

Esa vez – hace rato ya- tuve la suerte de ver una película, que otros meses más atrás casi fui a ver pero que cuando vi el trailer, la dejé pasar. “No, balas, pistolitas, violencia y otra más de las que preconcebidamente detesto”, pensé. Y la verdad es que era un poco más que eso.

Tampoco es que oh es la obra maestra, pero creo que da con el tono de hoy: si encuentras que el mundo está mal, tienes tres opciones: tratar de arreglarlo, reírte de él o hacer las dos cosas. Agregaría otra: no hacer nada. Igual que Yuri Orlov, protagonista de la película “Lord of War” o Señor de la Guerra, que si la ve en su tienda de videos más cercana, no podrá apreciar la imagen que sale aquí, si no una un poco más básica. Pero bueno, es una barrera que tendrá que superar, al igual que leer esto hasta el final. Cosa que no sabré de todos modos.

La historia, no suena llamativa, pero qué pasa cuando vez a un personaje que tiene todo para ser escupido por todos: trafica armas por el mundo costeando las vidas miserables y despóticas de un montón de dictadores perdedores que sueñan con matar, porque sueñan con matar; que siendo eso, se queja un poco, pero sigue haciéndolo, que tiene un hermano, que podría ser mejor que él, que le importa un poco pero finalmente, no lo ayuda, y bueno, todas esas triquiñuelas de alguien que quiere poder –conocer la mujer de sus sueños y tenerla complacida mientras él sigue en sus asuntos.

¿Qué pasaría en una película normal? Obvio, lo odiarías, pero no, esta vez casi lo puedes llegar a entender. Además, finalmente, es una entretenida forma de recordarte en la realidad que se transforma el tan ansiado fin de una guerra: en más guerra.

Una guerra diaria, contigo mismo, con el mundo, y con el dilema de lo que tienes que hacer porque es bueno hacer, y lo que puedes llegar a hacer por tu bien.

Parece igual, pero es distinto.

Quizás algún cambio en el casting de los secundarios, y hubiera quedado pichi, pero bueno, tampoco se nace Fellini no?. Exagero, son las vacaciones o lo que quedan. Tengo que comenzar de nuevo a pensar.

Y entonces, ¿en qué opción nos quedamos? A reírnos un rato del mundo y de ahí vemos qué hacemos...

nueve años

sorry, no pude aguantarme poner sólo uno