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Quería hablar. Quiero contar algo. Hace tiempo un profe se mandó una volada que para mí fue inspiradora. Dijo que la bondad era un invento del hombre. Que la justicia no existía y que conceptos como la solidaridad tampoco. Y yo quedé plop, pero después todo empezó a cuadrar. Claro, el derecho existe porque de la única forma que podría existir es porque en realidad la justicia no es inherente a nosotros: no nacemos con un adn de ser justos, de ser solidarios y ser buenos y todo pasa por un tema social: lo aprendemos gracias a que si no lo hacemos, no podríamos relacionarnos. Pero ahí me empecé a volar y la teoría del estado de naturaleza de Hobbes y el Caos y ahí ya latearía.

Y entonces, la pregunta fue ¿qué pasa, qué falta? Y qué más podría faltar: la más manoseada pero fundamental palabra que todos deseamos: amor. Y obvio, si existiera amor, por el que tienes al lado, por el jefe que te manda a corregir una y otra vez, por el amigo que te rompió el compac favorito y todas esas cosas odiosas que pasan, todo sería mucho más fácil. Es obvio que la Teletón tiene suerte. Si todas las instituciones benéficas tuvieran la suerte de tener el publicity de ésta, de seguro la cosa sería mucho mejor. Pero como todos sabemos, lo fácil es fome. Pero yo tengo mi teoría; todo está cosmológicamente calculado.

Que en la Teletón uno sepa que hay codazos, que se pelean por estar con Don Francis, que Don Francis puede que esté chato de que todos le soben el lomo, que las marcas se regocijen porque es el lavado de imagen que necesitan cada año, que uno en la casa se emocione con una nota que fue editada con esa intención nos hace dar cuenta que finalmente gracias a esas cosas miserables, esas pequeñas mierditas, nos hacen pensar que el esfuerzo, ha sido poco, que tenemos que verlo o escucharlo, para darnos cuenta, que el mundo no funciona con frases de apoyo, sino con un pedazo de papel y de metal, que nosotros mismo inventamos, hace unos siglos atrás, porque vimos que las cosas escaseaban y que habían necesidades que cubrir para vivir y que de alguna forma había que repartirlas. Pero en ese sistema estamos. Y de que un tiempo a esta parte no funciona con el único fin que importaba que era la libre competencia, no funciona como tal y así estamos, tómenlo, o déjenlo.

Pero lo cierto es que cuando uno es chico vive de ilusiones, en un mundo lindo, donde tus héroes son tus papás, tus abuelitos, tus hermanos, y donde tu única preocupación es jugar. Y debe ser tan triste perder la ilusión cuando uno es chico, que prefiero pintarles el mono, ayudarles en hacer alcancías, y cooperar, y pintar el auto cuando nadie lo tenía pintado y toda la parafernalia a pretender que entiendan las cosas malas que vendrán después. Y porque además, he visto cómo ha crecido la Teletón de Concepción, porque se va inaugurar otra en Talca y porque simplemente sé que hay Chile fuera de Santiago, así que quienes arruguen la nariz una vez más, sigan. Como otros tienen plata para comprarse un tv plasma, un ipod, o tienen tiempo para hacer fila de horas cada vez que el Loto se acumula, hay otros que quieren juntar plata y darla a otros; para la Teletón. Ambas opciones son una inversión de todas formas. Con distinto precio.