http://www.makepovertyhistory.org - Captcha mental -

sábado, octubre 08, 2005

Te creí ver. Por unos instantes pensé que podías ser otra persona. Pero ese pelo enrulado me hacía recordar cuando intenté hacerte trencitas. Sí, de esas que decías que te gustaban. Y me acerqué. Pero tú estabas muy lejos. Me costaba caminar entre medio de brazos y piernas que se movían al mismo sonido de la música. Tratando de frenar los golpes de batería. Mis brazos y mis manos estaban mojados por el calor del lugar y tiritaban con el sólo pensar que volvería a hablarte.
Había sido hace sólo siete días que te había visto. Y ya extrañaba tus rizos. Esa vez que nos conocimos tú no estabas solo. Muchos deseaban tu atención. Muchas. Pero tu voz me resonó al oído cuando me dijiste que sólo veías mi temor. Y te presté mi sonrisa en medio de la pista donde parecíamos bastar los dos. Me tomaste de las manos y me dijiste si sentía temblar el sonido en mi piel. Y yo te respondí que más que temblar podía robar esas luces que iluminaban tu cara sólo para que yo pudiera verte. Te reíste. A carcajadas. Mientras yo gritaba que podía ver tu sangre correr por tu cuerpo. El sudor corría por tu frente y caían los deseos sobre mi cara. Yo podía sentir el murmullo en mis oídos que aumentaba al cerrar mis ojos. No los pude abrir más. Tu beso no interrumpía el momento para soñarte.
Fue ese momento que recordé y que me llevó a encontrarte. Con tus ojos dormidos. Aplasté los miedos a cada paso que daba hacia ti. Hasta que me viste.¿Me estás viendo Pablo? ¿Por qué no me ves? Soy yo. Adriana.
La sonrisa que te prometió volver a este lugar. Que te guardó en el recuerdo de una noche espiral. Que recuerda que el color naranja es más esponjoso que el azul. Y que fuiste tú quien me lo enseñó pintándolos sobre mi espalda.
-No lo creo recordar, me dijo Pablo. Con la misma sonrisa de hace días atrás. La misma carcajada. Que hoy escupía mentira.
Mis manos ya no temblaban y sólo el ardor de mi cara podía sentir. Fingía de nuevo sonreír, ansiosa, frente a los inquisidores ceños fruncidos y narices arrugadas que lo rodeaban y que le pedían lo que sus manos refugiaban como a un tesoro muy preciado. Como el alma debe protegerse del odio para que no le pida nuevamente perdón.Su mano fría en mi cuello resolvió dejarme escapar el miedo de mis ojos. Su boca parecía coquetear con mi cuello y alcancé a perturbar mi mente con lo que deseaba escuchar. - Puedes hacerme volver a creerte real, repitió Pablo, mientras renacía la imperfecta unión entre los dos. Y terminó por hacer caer lo que antes eran certezas. En su mano ofrecida, me miraba cínica una flor estampada en una pequeña pastilla redonda y rosada, coronando mi mayor desperdicio.

4 Comments:

Blogger la pé quizo decir...

Puede que Pablo tenga la pieza que falta para el rompecabezas...

Puede que Adriana nunca quiera armar ese rompecabezas...

Pueden ser esas dos cosas...

Yo tampoco los entiendo...

"Si bien todo puede explicarse de algún modo. He aprendido que a veces, explicar está de más"

tu propia explicación...
-casi- perfecta para esta situación...

08 octubre, 2005 21:25  
Blogger la pé quizo decir...

Puede que Pablo tenga la pieza que falta para el rompecabezas...

Puede que Adriana nunca quiera armar ese rompecabezas...

Pueden ser esas dos cosas...

Yo tampoco los entiendo...

"Si bien todo puede explicarse de algún modo. He aprendido que a veces, explicar está de más"

tu propia explicación...
-casi- perfecta para esta situación...

08 octubre, 2005 21:25  
Blogger Carlos quizo decir...

Éxtasis?

09 octubre, 2005 12:03  
Blogger Tontograve quizo decir...

me gustaria más que el rompecabezas no se armara.
dilea adriana que su nombre lo amo.

09 octubre, 2005 22:33  

Publicar un comentario

<< Home