Resfreakiada

Hace tiempo que no me daba un resfrío de mierda. ¿Por qué uno todo lo tiene que relacionar cuando es malo con mierda?, en fin. Ese tipo de preguntas me he hecho en esta estadía en cama desde el jueves en la noche. A punta de té nº 13 y palto miel porque no me gusta tomar remedios y porque prefiero estar en cama con los regaloneos de mi mamá, he pensado en muchas cosas y me tinca que varias fueron producto de la fiebre.

En primer lugar andaba ultra sensible. Aunque cuando escucho “Te recuerdo Amanda” el llanto es inmediato a pesar de que haya estado riéndome hace un minuto, esta vez fue más grave, porque iba en un bus, el jueves en la tarde.

No sé por qué pero siempre escojo el compac mil veces escuchado para viajar. Ahí tengo casi siempre música que yo denomino para “transportarte a momentos” y como cada vez que viajo lo pongo mientras miro por la ventana. Casi es como si mirara el Chile verdadero, ese que no aspira a ser otra cosa. “Mira niñita, te voy a llevar a ver la luna brillando en el mar…” y miraba el cartel de Bienvenido a Retiro. “Quisiera sacarte a caminar, en un largo tour, por Pudahuel y La Bandera, por Pudahuel y por La Legua, y verías la vida tal como es” y yo seguía mirando el paisaje, pensando en que nunca he andado por esos lugares, aunque tampoco he andado por Chicureo y por eso ¿no veo la vida como es?

Acabado el viaje en que por suerte pude viajar en dos asientos para mí sola, llegué en calidad de resfrío inminente a mi casa. Al otro día, me puse a leer diarios antiguos para no dormir tanto. “Estafa de los quesitos infernales” y bla. En realidad me aburrí tan rápido en mi intento por darme cuenta que alguna gente sigue creyendo que la vida es fácil y que todo eso incluye lograr fama, éxito y plata rápido.

Me puse a ver un documental que tenía mi papá sobre la “verdad del código Da Vinci”. Me acordé de todo el alarde que se armó del que ahora, nadie se acuerda. Eso es lo que me molesta, el “alarde” de cierta gente. Y yo lo relacioné con algo freak (por eso digo que esto yo cacho que fue por la fiebre) me acordé de Indiana Jones y todas sus películas, sobre todo esa cuando iban en busca del Cáliz Sagrado.

Yo amaba a Indi. Es que eran demasiado buenas esas películas, yo me creía todo, casi todo, porque nunca le creí que no se le perdiera el sombrero. Igual las vi fanáticamente cuando chica, ahora cuando las dan las veo un poco porque ya me las sé casi de memoria. Me acordé de la escena cuando buscaban el cáliz de Cristo. El verdadero claro. Y todos buscaban el más bonito, el con más piedras, el más dorado, el más grande… A lo mejor alguien no la ha visto así que prefiero no decir como terminaba todo. Pero fue una de las primeras enseñanzas que tuve al ver una película “simple y de entretención”.
Como era corto el documental, me puse a ver las otras películas que había y escogí La Marcha de los Pingüinos, total, me sentía como un pingüino: el frío lo teníamos en común.
Qué linda que es. Me da entre risa y cosa pensar en que los comparé con los humanos en ciertos aspectos, y no sé si eso sea bueno o malo.

Bueno mejor no me embalo. En este poco rato, se me enfriaron los pies y eso que casi salió el sol por acá.